Muchos problemas de contaminación se derivan de la actividad de deshielo/descongelación de aviones y pistas, un proceso que libera glicol, urea y acetatos. También puede producirse contaminación por derrames o fugas de combustible, espumas de extinción de incendios y productos químicos de limpieza. Estos compuestos y sus subproductos tienen efectos tóxicos conocidos en los ecosistemas locales, como la eutrofización y el agotamiento del oxígeno. Por ello, los aeropuertos están incrementando sus esfuerzos para vigilar y controlar el vertido de estos contaminantes. Dado que estos compuestos también son todos orgánicos, el control del Carbono Orgánico Total (TOC) ofrece una forma eficaz y eficiente de gestionar estos problemas.
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